Esta es la historia de una niña cuya vida había perdido el color. Se llamaba Antonieta.
Nada la sacaba de su terrible pesimismo… Era una vida en blanco y negro.
Encontró algún día a un camaleón que era un tipo simpático, alegre y hablador… Cuando se acercó, él empezó a hablar sin parar… Habló y habló. Cosas lindas, cosas positivas.
-Camaleón cansón, pensó ella. Camaleón parlanchín, fue lo único que le ocurrió. Pero de la boca del camaleón seguían saliendo solo palabras lindas.
Antonieta era tan negativa que hasta su lengua había perdido color. Se fueron yendo poco a poco las palabras bonitas: amor, besos, gracias, por favor, linda, te quiero… Y las fue reemplazando por otras: aburrido, triste, feo… Y tanto fue opacando sus palabras que hasta la lengua fue cambiando de color…
¿Ya vieron de qué color es su lengua?… Mírenlas ¿de qué color son? ¿rosaditas? Bueno, la de Antonieta fue cogiendo un color grisáceo, descolorido como las palabras que usaba. Y tanto las usaba que no solo su lengua, sino su vida fue perdiendo color.
Hasta que encontró al camaleón…
Al principio ella solo vio a un bicho feo, encorvado y gris.
-Que feo eres – fue lo primero que le dijo. En cambio tú, niña, eres muy linda, le dijo él. Pero además creo que debes ser una niña buena, generosa, simpática, dulce, tierna…
-No, dijo ella. Soy fea y estoy triste… Y tú… Me caes mal. Y le sacó la lengua. Esa lengua gris…
El camaleón la miró con curiosidad y respondió:
-Eso lo dices porque no has descubierto a la niña maravillosa, dulce, encantadora, sonriente y divertida que tienes adentro.
-¡Te he dicho que no!, replicó ella. Puedo ser egoísta y creída…
-Pero también puedes ser lo contrario replicó él.
Entonces ella reflexionó un momento… ¿Simpática? Preguntó. Y al ser la primera palabra linda que decía en mucho tiempo se sorprendió al ver que la cola del camaleón tomaba un tono verde, ¿encantadora? Y el cuerpo del camaleón se puso rojizo, ¿divertida? Los colores se tornaron naranja ¿linda? ¿inteligente? Y de pronto vio en el camaleón una fiesta multicolor.
Por cada palabra bonita el camaleón fue tomando un nuevo color y ella, sorprendida, no pudo evitar que se le escapara una sonrisa…
-…Tus colores son lindos, dijo al fin.
-Eso es porque yo siempre veo el lado bonito de las cosas- respondió él. Muéstrame tu lengua ahora, le pidió. Pero ella extrañada, tímida y además avergonzada de su lengua descolorida se negó.
-¿Qué es lo que más te gusta en el mundo? Insistió él…
-Me gustan tus colores dijo ella con timidez, pero además me gusta que eres simpático, alegre y divertido.
-Muéstrame tu lengua, insistió camaleón.
Ella, tímida, la fue sacando de a poquitos y cuando se miro en el espejo pudo ver que ya no era gris, sino coloradita y bonita.
-Cada vez que digas palabras lindas, tu lengua tomará color rosado, de vida.
Mira la mía. Los camaleones tenemos las lenguas más largas de todos los animales en comparación con nuestro tamaño y como yo solo sé decir cosas bonitas mi lengua…
Y entonces empezó estirar una lengua enorme que era un poquito roja, un poquito amarilla, un poquito marrón, un poquito verde, un poquito blanca y otro poquito violeta.
Esta es la lengua de las buenas palabras, de la alegría, le dijo. Si algún día me encuentras por ahí convertido en una cajita verde, sácame la lengua y cómetela porque cada sabor será el recuerdo de las palabras que siempre salen de mi boca y una muestra de lo maravillosa, hermosa, fascinante, encantadora, fantástica, dulce, tierna e inolvidable que eres tú, mi querida Antonieta.
Antonieta sorprendida, claro, no pudo evitar sonreír ante semejante descubrimiento. Desde entonces ve el mundo de muchos colores, a todo le encuentra el lado bueno y cada vez que encuentra una cajita de camaleón llena de fruta, le hala la lengua y entre mordisco y mordisco recuerda sonriente las palabras más lindas que conoce: bonita, inteligente, maravillosa, capaz, creativa, fascinante, dulce…
¿Ustedes qué palabras lindas conocen? A ver si un mordisco de lengua de camaleón les puede ayudar…
FIN.
*Prohibida su reproducción. Todos los derechos reservados.